Chirí, como buen artista, es un tipo al que hay que saber convencer. La pasta no supuso ningún problema. Ambos sabíamos que el montante barajado resultaba una porquería que apenas cubriría lo que cobra él por tomarse la molestia de levantar el lápiz. El libro sí que lo era, porque en cuanto le dije que iba de gente de pueblo me miró por encima de sus gafas para taladrarme antes de mover negativamente la cabeza.
Soy un tipo de ideas fijas y le quería dibujando el libro de J&F (Sr. Alfa Foxtrot Golf), así que tiré de militancia, de compromiso, y de esas tonterías con las que los ilustradores caemos en las trampas que nos tienden los editores (de algo me tenía que servir haber estado tanto tiempo al otro lado de la línea de fuego, ¿no?), pero Chirí me conoce de sobra y siguió cerrado en banda mientras apuraba el cigarrillo con que acompañaba el café (la cita tuvo lugar este otoño pasado en una cafetería del centro de Bilbao).
—¡Dale una oportunidad, coño! —le dije.
—Sabés perfectamente que no me atraen las garufadas —me contestó.
En aquel pulso yo llevaba las de perder, bien que lo sabía, pero así y todo quería a mi amigo dibujando ¡Gañanes! porque intuía que sólo él podía adentrarse en el laberinto ideado por uno de los padres de Ludotecnia, para salir con su tesoro entre las manos.
J&F es uno de los mejores autores que conozco. Siendo sincero debo admitir que he aprendido de él más que lo que ha podido sacar él de mí. Sé perfectamente cómo solapa las capas de sus textos, cómo niega para afirmar, cómo parece cerrar puertas que deja entreabiertas, cómo te pide que mires una mano mientras te roba el sentido con la otra, o cómo te trata con una condescendencia que la mayoría de veces está cargada de metralla. Jota es un árbitro de juego nato. Sugestivo, evocador, elocuente, capaz de hacer que lo complicado te resulte sencillo...
Además, he maquetado su libro y hemos resuelto juntos los problemas que iban surgiendo. Sé por ello dónde tenía puesto su objetivo y de qué pie cojea la joyita que va de juguete por la vida mientras abre Cliffhanger como si no hubiera matado una mosca ni quisiera hacerlo nunca. Chirí tenía que entrar en el juego.
Media cajetilla de tabaco y dos pipas bien cargadas después, lograba mi objetivo: mi colega se iba a tomar por fin la molestia de leer el texto.
Me llamó a principios de noviembre pasado:
—¡Qué boludo tu amigo! ¡El asunto tiene artificio, y holgura, y admite cuervos. Lo imaginaba macana pero salió porteño! Hacen los sesenta, José. Pero tienen que ser en negro, estoy laburando para los yonis y voy grueso.
—¡Hecho. Pero en blanco... por esta vez los impuestos los paga la casa!
2 Comments
Me encantan estas entradas que reflejan la forma tan distintiva y "especial" en la que trabaja Ludotecnia.
Entiendo muy bien la postura de Chiri, yo también tuve que rebajar mi caché varios miles de euros.... XD XD XD
Pero los encantos de Jose.... ..
Así se hace editorial, sí señor.
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