El Sr. Alfa Mike es de muy buena educación y no exterioriza sus mosqueos, pero se muestra esquivo y taciturno, huidizo, diríamos, porque no entiende que hayamos (hallamos, como diría aquél) puesto su juego al pairo de los malos vientos y tempestades que azotan el exterior de nuestra burbuja de supervivencia.

La responsabilidad última de este estado de cosas, como la primera y las otras, para qué vamos a engañarnos, corresponde al proterbo Herr Doktor, quien no tenía ganas de asistir en primera línea de fuego al asedio que sufrieron ¡Gañanes! y Dogfight, y el Sr. Alfa Mike, que conoce este aspecto y otros, aunque entiende, asume de mala gana tanto silencio.

A ver (haber, como diría aquél), que nuestro autor aragonés tiene corazoncito y su actitud es comprensible, tanto que nuestro comandante será vasco, pero se nos ha ablandado, y ha tenido a bien enviarle un recado que ha sido depositado esta misma mañana en la ranura de los dos ladrillos de siempre, en la esquina de siempre entre la calle de siempre con la plaza de siempre, frente a la salida de metro de siempre.

Es escueto y está cifrado, pero yo soy un mandado y cumplo órdenes, así que aquí os lo transcribo:

«En Praga también hay gatos.»

Además, se me ha pedido que titule esta entrada tal y como aparece titulada (dócil que es uno), y que advierta al final que «donde esté la de Lalo Schifrin que se quite la otra.»

Pues eso, que luego dicen que somos crípticos...

Nos leemos.

Mission Impossible [MELS]

Publicado el

martes, 6 de septiembre de 2011

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2 Comments
Terrax dijo...

Sois unos Criptófilos...

Abe dijo...

Has corrido. Jadeas. Tuerces la esquina. Te duele el tobillo porque has tropezado en la oscuridad y la niebla que sube desde el Vltava. La fatiga es un cuchillo que se te clava entre las costillas cada vez que respiras. Pero estás a salvo. Levantas la vista. Nada, salvo, a lo lejos una de las torres del puente de Carlos IV.

Entonces lo oyes y entiendes que todo ha sido en vano.

-Grrrr.

A tu lado un par, dos tres, una docena de ojos fosforescentes de pupila vertical se van abriendo entre las sombras y tiemblas de miedo. Ya no tiene sentido esconderse, reconoces con pesar.

-Sí... yo soy. Yo soy José Tellaetxe. Vosotros me conocéis como AK-47, u Orrhoe... Me habéis encontrado.

Notas unos pasitos que se acercan entre la negrura y de repente lo sientes junto a ti. Cierras los ojos. Se acabó, piensas, mientras notas como un lomo arqueado se restriega por sus espinillas.

Esa es la señal... la docena de ojos fosforescentes de pupila vertical se abalanza sobre ti y empiezan a jugar con los cordones de tus zapatos.

Son los Mininos en la Sombra.