El pasado sábado 30 de abril, tuvimos la fortuna de juntarnos una muestra representativa de la editorial en Cabaillas del Campo (Guadalajara) con nuestro Amado Líder a la cabeza. Acudieron también Alberto Fernández, flamante y cada vez más cotizado autor de Dogfight, Omar El Kashef (a.k.a. Avatar), lustroso coordinador de Cliffhanger y el indefinible Pacop, bloguero compañero de Avatar,  así como fuente de hondas dudas en el marco de un frentismo que ni sabemos de dónde sale ni nos interesa. Arropados por Mavi, la señora de Avatar, y Mayka, la señora de Pacop, fuimos agasajados por un anfitrión de lujo y viejo amigo, ya no de la casa, sino personal: Alex, también conocido como el Enterrador.

Nuestro Amado Líder y Alberto llegaron al mediodía, sin apenas tiempo de hacer nada más que departir amistosamente con algunos de los presentes en este evento que no se atreve a llamarse "Jornada", pero al que le sobra la ilusión y el empeño que les ha puesto uno de sus principales promotores, el bueno de Paco, de la tienda local Hobbiton. Junto con su cuñado, David, de Radio Arrebato, nos reunimos más tarde alrededor de una suculenta parrillala de carne argentina que amenizamos con buenas viandas, ricos caldos e instructiva conversación sobre un poco de todo, y nada baladí.

Tras la comida de hermanamiento, regresamos, ya juntos y al completo, al recinto donde un reducido grupo de aficionados al rol y otros juegos de mesa se habían dado cita para regar una tierra donde esta afición, por desgracia, no ha arraigado aún todo lo que cabría desear, pero que con el esfuerzo desplegado estamos seguros de que medrará y fructificará. Íbamos con la idea de montar una partida de demostración de Dogfight, pero al ver que la parroquia disponible era de edad muy joven (y merced al buen consejo de Paco, de Hobbiton), decidimos cambiar el plan por una partida de Mininos en la sombra, título que, con un poco de ingeniería de tono y forma, se adaptaba perfectamente a las mentes hiperactivas del increíble grupo de chavales con el que jugamos. Ya nos habían advertido que eran unos muchachos muy despiertos, pero nos quedamos boquiabiertos con la facilidad que habían asimilado los conceptos de los juegos de rol, algunos de ellos sin haber jugado nunca hasta su "primera vez" con Aventuras en la Marca del Este, justo antes que nosotros. Tanto fue así que Avatar no dudó en sumarse a la mesa y compartir aventura con otros cuatro "gatitos" de armas tomar.


Sacamos muchas conclusiones en el poco tiempo que pasamos alrededor de la mesa. La más inmediata era que Mininos funciona, y muy bien. Cierto es que hubo que rebajar un poco las exigencias del sistema y aligerar el guión para una partida esporádica y un público muy concreto, pero jamás la caza de unos gamusinos extraterrestres a manos de un comando de Uñas y Dientes fue tan divertido. Avatar tuvo ocasión de comprobar que la "mirada del gato de Shrek" funciona y es capaz de aplacar a un gamusino armado con una pistola láser el tiempo suficiente como para que otro minino le propine un perdigonazo con su recién hallada escopeta. Todo un espectáculo, la verdad.

También nos dimos cuenta de que no nos gusta la palabra "inciar", y menos a esto del rol. Porque la sensación que tuvimos fue que esos muchachos, de la generación de la PS3 y la Xbox360, se lo estaban pasando de lo lindo con unos dados y unos lápices, ellos solos, como esponjas ávidas de información y una altísima predisposición para usarla sobre la mesa, armados con sus dados y sus ideas. Nos recordaron a nosotros mismos cuando descubrimos que un juego de rol nos permitía hacer todo lo que ningún videojuego programado nos permitirá jamás, por muy sandbox que sea. Nos maravillamos ante su capacidad de implicación en la historia, la seriedad con la que se tomaban las cosas y la generosidad con la que compartían con los compañeros las armas y las sardinas resecas que se iban encontrando en desvanes y cubos de basura. El entusiasmo resultó alentador e inspirador a partes iguales, y nos dimos cuenta de que no hace falta sobreproteger tanto a una muchachada, capaz de arrancarle la cabeza a un gamusino muerto para llevársela de recuerdo en su propio casco, cuando lo que que hace es jugar con algo tan inofensivo como la imaginación. Alguien debería tomar nota y no obsesionarse tanto con lo mal llamado "políticamente correcto". Para aprender, hay que correr, caerse, hacerse daño y ensuciarse.

Qué lejos nos ha quedado a algunos la inocencia. Eso fue lo que pensamos cuando se les abrieron los ojos como platos al recibir de regalo un ejemplar firmado de Dogfight cada uno. Tanto nos han enmendado la plana que pensábamos que nos los tirarían a la cara a la primera de cambio, pero no...

Nosotros quedamos muy satisfechos. Se nos olvidaron los kilómetros y nos fuimos a dormir con una buena reserva de carcajadas, la sensación de haber hecho buenos amigos y de haber ayudado a que cuatro chavales tengan una alternativa más de ocio y, quién sabe, traigan a sus amigos a conocer este proceloso mundo de los juegos de rol. ¿Qué más se puede pedir?

Políticamente correcto

Publicado el

martes, 10 de mayo de 2011

Etiquetas

,

9 Comments
Abe dijo...

Nunca tan pocos gatos debieron tanto a tantísimos canarios. Y al Almax.

El sabio Mifucio

Abe dijo...

Se me olvidaba, Mininos también lleva la genética de Igor... y se le nota ;-D

Gracias, colega, sin ti no hubiera sido lo mismo.

Enterrador dijo...

Gran reflexión, ludotécnicos. Yo también me sorprendí mucho con las ganas que pusieron los más pequeños. Devoraron todas las partidas de rol que jugaron. Esto podría abrir de nuevo el debate de si hay relevo generacional o no, pero lo dejaremos para blogs y foros inquietos. Si esos chavales continúan jugando dentro de unos cuantos años, podrán decir que empezaron jugando con el autor de un juego de rol, cosa que poca gente puede decir, creo yo. Y esto, desde mi punto de vista, es fomentar la afición.

Enterrador dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Enterrador dijo...

Por mi parte, daros las gracias a tod@s l@s que vinisteis a las jornadas. Unas jornadas pequeñitas, pero jornadas al fin y al cabo, en un pueblo de Guadalajara, mal comunicado con transporte público, y en un día de perros, lloviendo como si se hubieran roto las cañerías del cielo,... Tiene mucho mérito que os hayáis animado a venir. Sé que Paco (Hobbiton) se quedó muy contento, y con ganas de repetir más adelante, a mayor escala.
Yo me lo pasé genial, y las jornadas sirvieron de génesis de un grupo de juego más o menos estable, con base en la tienda.
Omar: Tuvo que ser una gran partida, porque saliste eufórico. Con tus comentarios me has dado ganas de jugar al Mininos, que no era de los que me llamaban la atención. Gracias a los dos por venir, tío.
Pacop: Aunque fueran juegos de mesa, fue un placer volver a compartir mesa de juego contigo. La próxima, una de rol. Por mis reales!!! Nos vemos pronto. Gracias también a los dos.
Alberto: queda pendiente que me dirijas una partida de tu "LuchaPerros", que cada vez me gusta más (nunca pensé que las batallas aéreas dieran tanto juego... de rol, jeje). Un placer compartir unas copas y unas charlas tras las jornadas.
Jose: Como tú mismo has escrito, sobran las palabras. Un Jack sólo, sin hielo, te está esperando en la guarida del dragón de mi casa nueva. Eres grande, capullazo!
Un fuerte abrazo a todos.
Contamos con vosotros para la próxima.
Alex.
10 de mayo de 2011 21:52

Omar El Kashef dijo...

Un placer, Alex, me lo pasé en grande. Espero de corazón que esto prospere y podamos jugar mucho, aquí, allí y donde sea ;)

Un abrazo.

Del_pino dijo...

¡Me alegro mucho de que disfrutarais! Yo me quede con la gana de jugar a mininos en la sombra pero tenia que llevar una del rastro. A ver si repetimos :D

Omar El Kashef dijo...

Del_Pino, y cuanto antes, mejor ;)

alberto_orco dijo...

Un abrazo enorme para todos. Se os echa de menos aquí arriba.

Alex, a ver si coincide que la siguiente vez puedo dirigir Dogfight y te me apuntas. Me consta que Pacop se quedó también con ganas...