Durante años Tijonov modeló la organización a su conveniencia desde su sede, lejos, incluso, del alcance de las garras del KGB. Su poder se forjó contra los vaivenes de las intrigas del Kremlin y se hizo inatacable tras las tablas (aunque él lo vio como una victoria estratégica) alcanzadas durante Viento Caliente (el pulso sangriento que libraron norteamericanos y soviéticos en el verano de 1968) y Cuello Roto, la operación que puso contra las cuerdas al CDFC en los años 70 y que pudo haber acabado con el proyecto Apolo. Sin duda alguna, los casi veinte años que median entre Viento Caliente y la llegada al poder de Mijail Gorbachov fueron la época dorada de Valentin Tijonov, su mejor momento y el de mayor poder del GK.

Además, se crearon más agencias en algunos países del Pacto de Varsovia para auxiliar al GK: Alemania del Este vio nacer al Sicherheit Beamte (SB) la Oficina de Seguridad. La eficacia de los germanoorientales y su proximidad al Telón de Acero los hacía candidatos ideales. Bulgaria, fronteriza con el flanco sur de la OTAN y de lealtad histórica probada hacia Rusia, también dispuso de un pequeño servicio M, el BVS (Bulgarski Vpasta Sigurnostsevo) Se pensó, así mismo, en crear uno para Polonia, pero al almirante le pareció peligroso dotar a un aliado inestable y poco fiable de algo tan peligroso como el acceso al fenómeno mutante.

Aparentemente independientes, sin embargo, tanto el SB como el BVS apenas fueron más que apéndices del GK, hasta tal punto que sus directores eran directamente nombrados y removidos por Tijonov. Cuando el Pacto de Varsovia se tambaleó, la Unión Soviética habría de pagar cara la falta de autonomía y de iniciativa de quienes más podrían haberle ayudado.

Porque, a pesar de su poder, el veterano almirante no supo entender los nuevos aires de libertad que soplaban en la Unión Soviética con la llegada de Gorbachov al Kremlin. No pudo adaptarse, y su organización, tan modelada a su gusto, tan dependiente de él, tampoco.

Valentin Tijonov debió ser testigo de cómo su reino se desmoronaba: en 1989 el SB se debatía entre la obediencia a Kalinin que le obligaba a defender el régimen comunista alemán hasta el final, y su incapaz y esclerotizada jerarquía que no supo tomar una decisión, arrastrada por el viento de la Historia. Hay quien dice, incluso, que algunos altos oficiales germanoorientales vengaron el ninguneo al que sus colegas soviéticos les sometían, pasándose al JK57 con armas y bagajes.

Por si fuera poco, sus divergencias con Gorbachov y la Perestroika, cuya necesidad nunca terminó de ver,  habían arrinconado a Tijonov a un oscuro rincón en el Kremlin, lejos de los ámbitos de decisión. No es de extrañar que en esas circunstancias se sintiera obligado a hacer algo e intentara rescatar lo poco que pudiera del SB y que luego quisiera eliminar a Gorbachov. Su conjura fracasó y Tijonov, en 1990, debió abandonar al GK y acordar un exilio con Gorbachov para evitar un juicio por alta traición y una posible condena a muerte.

Tras la partida de Tijonov se intentó reconstruir un GK acorde con las expectativas del nuevo Gobierno, pero apenas resultó una sombra de su antiguo poder y pronto quedó patente que su caída era imparable.

El fracaso del golpe de estado de agosto de 1991 contra Gorbachov, en el que estuvo involucrada parte del GK, fue el golpe de gracia para la organización. El sucesor de Gorbachov, Boris Yeltsin, reorganizó lo que quedaba del servicio M soviético bajo la autoridad estricta del Presidente de la Federación Rusa y puso a su frente a Fedor Volkov.

Como dato revelador de la decadencia del GK, recordaremos, simplemente, cómo Volkov pretendió poner a la venta sus expedientes secretos a cambio de fondos para continuar sus operaciones. Esos mismos expedientes habrían de desempeñar, años después, un papel fundamental en la historia de fenómeno mutante en Rusia y en las vidas de muchos inocentes. Esta iniciativa descabellada fue la que acabó costándole el puesto a Volkov, o al menos eso se dijo. En 1992, fue sustituido por un general de origen oscuro surgido de los antiguos centros de investigación del viejo GK en la ciudad de Kisinov, ahora en la Ucrania independiente, Vitaly Kolpov. El servicio mutante ruso cambió de nombre y de sede, a partir de entonces empezó a llamarse Grupo de Kisinov.

Kolpov, se rumoreaba, había utilizado sus vastos conocimientos sobre el fenómeno mutante y sobre sus entramados para forzar a Yeltsin a ponerle en lugar de Volkov y de hecho, algún motivo debió tener el entonces Presidente ruso para mantener en el puesto a alguien que, confesó varias veces, le inspiraba tan poca confianza...

Vitaly Kolpov del Grupo de Kisinov

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miércoles, 28 de agosto de 2013

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2 Comments
Zhukov dijo...

Noto un error de bulto. En la primera edición de Mutantes, el Grupo de Kalinin se llamaba así porque su base era la ciudad de Kalinin, al noroeste de Moscú y que tras la caída del comunismo recobró su nombre de Tver.

Dadas las comunicaciones radiales de la Unión Soviética con centro en Moscú, resulta del todo lógico que el centro de mando del GK estuviera en Kalinin.

Kisinov no existe. Es el nombre rusificado de la capitald de Moldavia, Chisinau, que es un estado independiente, de hecho es una antigua región de Rumanía, no existe Kisinov en Ucrania, y no tiene ningún sentido que los rusos establezcan su servicio M en un país independiente, más teniendo en cuenta los conflictos con Ucrania.


Mal empezamos con estos errores de bulto geográficos que afectan gravemente a la suspensión de la incredulidad. El nombre de Grupo de Kalinin estaba bien y tenía su lógica, ¿para qué cambiarlo?

Por cierto, si las armas nucleares se las quedó todas Rusia, con más razón que el Grupo de Kalinin y sus M quedaran bajo el control exclusivo de la Federación Rusa. No me imagino servicios M propios en las repúblicas independientes, salvo, quizá, en Bielorrusia.

Un saludo y espero que este aporte os sirva de ayuda. Tomaroslo como una crítica constructiva. En el Mutantes G2 se os iba la pinza y espero que la actualización sea más coherente.

Zhukov dijo...

PD Por cierto, os rogaría que tuviérais más cuidado en estos pequeños detalles. Rusia y países ex-soviéticos ya no son la terra ignota que eran hace 20 años y no todo vale. Como muestra, otro error de bulto es que en "Hijos de Chernobyl", los malos son una organización llamada "Povera", y el autor se queda tan pancho diciendo que en ruso significa "victoria", cuando cualquiera que se moleste en aprender cirílico o tenga conocimientos del Frente del Este en la Segunda Guerra Mundial sabe que eso se transcribe y se lee como "Pobieda". De forma parecida, en "Del Lobo y el Águila" , un módulo de lo mejor que hizo Ludotecnia y que fue una pena que no tuviera continuación, la transcripción de algunos nombres también resultara defectuosa. Por ejemplo, al grupo de PJs se les llamaba en nombre código "Modye" que en ruso se supone que es "madre", pero en realidad en español sonaría algo así como "Mati".