La mañana del segundo día amanece fría y cubierta de nieve. Son las 6 de la mañana y los PJ deberán estar despiertos, allá donde estén. Todavía es de noche, pero la claridad que emerge de la parte trasera del Forbes, pronto lo inundará todo, aunque lo hará lentamente.

Si se alojan en casa de Daisy, desayunarán copiosamente a base de huevos con bacón, y la anfitriona les proporcionará abundante comida para el viaje. Si lo hacen en el barracón de la Compañía, Mathius les tratará con bastante compasión, aunque los huevos y el bacón abundarán de un delicado sabor a manteca demasiado utilizada (no te preocupes, no se morirán por ello). Y si no han tenido la suerte de disponer de tan maravillosos cocineros, deberán apañárselas como buenamente puedan.

El capataz ha decidido dejar al mando a Stenson. Sea le ha preparado un buen desayuno, y a las 7 en punto se dirigirá hacia Charlotte Tavern para reunirse con el grueso del equipo de búsqueda.

A esas horas, todo Corina estará iluminado por el color ambarino que acaricia también las vertientes expuestas del valle.

Bien, el grupo estará reunido salvo que haya surgido algún inconveniente de última hora, y estará compuesto por los PJ, Tadeus, Helmer y su perra Hilary, Garret, Tib y Béisbol. Johnson y Trump se sumarán durante esa misma mañana con la excusa de que se dirigen hacia Sunwapta Pass y prefieren hacer camino en compañía. Johnson con la intención de quedarse allí y Trump con la de dirigirse hacia Hinton, antes de que empeore el tiempo. Sarah y Linda también les acompañarán inicialmente pero para separarse en la vaguada del Águila, para dirigirse desde allí a los asentamientos del Athabasca.

Además de una montura por cada hombre, el capataz ha dispuesto que se preparen 3 acémilas con víveres y material. Tib, como de costumbre, monta su mula Alberta.

Nota del diseñador:
En aquellos tiempos en los que un animal valía la vida de su jinete, eran muchos los que preferían montar sobre mulos o mulas antes que hacerlo sobre caballos. Este tipo de montura ofrecía mayor seguridad para transitar los duros caminos de la montaña. Menos nerviosas que los caballos, eran, además, mucho más baratas y resistentes que estos.

Huelga decirte que al preparar la partida puedes ofrecer a tus PJ la posibilidad de montar sobre mulos en vez de caballos. ¡Ah, por cierto, las mulas son mucho más tranquilas que los mulos; ahora bien, son más tercas!

De Maia.

Nota del diseñador

Publicado el

jueves, 29 de diciembre de 2011

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