Desde el momento en que las ratas estuvieron sobre la Tierra, comprendieron que su principal objetivo iba a ser sobrevivir. Sin adjetivos. Por encima de los demás y a cualquier precio. Las ratas, a priori, no lo tenían fácil: eran débiles y no muy listas, pero eran ambiciosas y, sobre todo, eran muchas.
Ya en la Prehistoria, cuando se extendieron por el mundo, supieron que los humanos iban a ser su gran baza; a su sombra, simplemente viviendo de sus desperdicios podrían garantizar su supervivencia y, asegurada ésta, podrían preocuparse de avanzar.
Durante la Edad Media consiguieron una gran victoria con la Peste Negra. La terrible enfermedad fue transmitida por ellas, pero consiguieron convencer a los hombres de que eran los gatos, terribles espíritus demoníacos surgidos del Infierno, los culpables de la terrible epidemia y apoyados en la superstición, desencadenaron la primera masacre horrible de felinos de la historia.
A cierta distancia, esta idea nos parece una sonrojante estupidez. De hecho, a los gatos les hizo tanta gracia que no creyeron posible que nadie se lo fuera a tragar. Pero se lo tragaron, y los humanos la emprendieron contra los felinos, hasta entonces fieles y salubres aliados, organizando una insensata matanza de ellos. Con los gatos fuera de combate, pillados por sorpresa y ferozmente individualistas y libertarios como eran, las ratas prosperaban, disminuían las reservas de alimentos de los humanos y propagaban la enfermedad a muchísima más velocidad.
Esta inmensa victoria de los roedores traería dos consecuencias en ambos enemigos. La primera fue que las ratas se expandieron como nunca, aquella fue su verdadera edad de oro y supieron que unidas y organizadas, acabarían dominando el planeta, tarde o temprano. Así se formalizó el Ratiperio que conocemos hoy: la organización mundial de las ratas, vinculada túnel a túnel, bigote a bigote, feromona a feromona y ultrasonido a ultrasonido.
El Ratiperio no es una simple organización al uso, como conocemos los humanos. Ni siquiera en las versiones más extremas y absorbentes, como los partidos políticos, los equipos de fútbol o las religiones, podemos encontrar algo tan absoluto y desproporcionado. El Ratiperio es una inteligencia colectiva formada por miles de millones de roedores, cada uno individualmente tan estúpido como se atreva a serlo, pero puesto en comunicación con sus compañeros, la amenaza más grave para la libertad y la supervivencia de la Tierra. Cada rata no es más que un eslabón de una misma cadena, y cada cadena está unida a otras por cientos de eslabones como nudos en una red. Cuando algo le ocurre a un eslabón, la vibración se transmite en forma de grititos, olores y bigotes temblorosos a velocidades extraordinarias y pone en marcha a miles y miles de cerebritos estúpidos, tantos miles y miles que, al final, acaban poseídos por una inteligencia maligna y extraordinaria, capaz de anticiparse y manipular, capaz de prever y calcular. Capaz de derrotar al ser humano.
Dicen los gatos que toda la red en algún momento va a reunirse en un único nodo común, oculto en el centro de las cavernas y las cuevas que ocupan las ratas (muchas construidas para ellas por la humanidad en su inocente estupidez). Ese nodo común está formado por Las Trece Apóstoles: las trece ratas extraordinariamente viejas, grandes, poderosas e inteligentes que controlan y dominan a toda su especie. No sólo eso: son capaces de someter, a través de misteriosos poderes, a algunos humanos especialmente afines a la naturaleza ratonil. Si una manada de gatos fuera capaz de encontrar a Las Trece Apóstoles y organizar con ellas una fiesta de la carne picada, la prosperidad y la libertad mundiales quedarían aseguradas por siglos.
Pero el primer problema consiste en poner de acuerdo a varios gatos para hacer una manada.
De Mininos en la Sombra, del Sr. Alfa Mike, (¿otra vez?)
9 Comments
¡¡¿¿Pero este hombre con qué se alimenta!!?? XD ¡Que nos presente a su camello!
No solo será dificil poner de acuerdo a un grupo de gatos para que formen una manada, si no que de seguro se dará el sindrome que en españa se dio a llamar, gracias a Jan como el "sindrome del Supergrupo", es decir, que bastará que una rata un poco más inteligente que el resto, cuando se vea acorralada solo tenga que decir... "me rendiré al jefe de vuestra manada"... (a partir de ahí la que se arma no es poca cosa)
jejejejejeje
Ja, ja, ja, ja X-DDD "me rendiré al jefe de vuestra manada" Qué bueno, compañero, no se me había ocurrido. Eso se merece una tirada de Lado Oscuro.
Avatar, no me jodas que durante las navidades sabes que me tocado los reales pendientes X-DDDDD
Por cierto, ya no sé cómo decirlo: RA-TI-PE-RIO. Primero la pe y luego la erre.
Disculpa al webmaster de guardia, Abe, que me temo que esta semana no está donde debería estar (mentalmente, claro) XD XD Creo que ya se ha corregido :p
mola !
Yo estoy con el Ratiperio.
¡ Que su insidiosa sombra se alargue durante 10.000 camadas !
Grrrrrrr
Tratándose de ratas, diez mil camadas vienen a ser... unos cuatro meses. Maomenos. :-P
Suficientes, más que suficientes.
XD XD XD
Me mola :D
Publicar un comentario