Somos un país de porteras. Llevamos el poner la oreja tan grabado a fuego en nuestra cadena genética, que atendiendo a tan atávica llamada, resulta incluso comprensible que nos pase lo que nos pasa, como por ejemplo, que con la SOPA aparcada sine die en los USA y el ACTA esperando mejores vientos en Europa, en España hayamos tomado la delantera en eso de señalarnos con el dedo como ejemplo, aplicando la ley Sinde-Wert sin encomendarnos ni a Dios ni al diablo. [Sigue]

Walkürenritt [La cabalgata de las Valkirias]

Publicado el

sábado, 3 de marzo de 2012

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