Comenzaron los malos tiempos. El éxito no siempre es una bendición y la gloriosa época egipcia y su dorada decadencia durante el auge de Grecia y Roma, no hicieron ningún bien. Los gatos iban a tener que aprender una durísima lección: no te fíes ni de tu cola.

Los siglos oscuros fueron una época especialmente difícil, al menos en la vieja Europa. El Ratiperio consiguió convencer a algunos humanos influyentes de que los gatos eran animales mandados, nada menos, que por Satán. Pronto la histeria se desató: unas bestias llenas de dientes, ferozmente libres, nocturnas, desobedientes por convicción y con un más que saludable escepticismo hacia cualquier verdad revelada, eran poco gratas a ojos de la sociedad medieval. Así que empezó la caza. ¡Horror!

Los mininos empezaron a ser acosados, se les negó refugio, alimento, se olvidó hasta que eran capaces de hablar si les daba la gana; se les mató y quemó en la hoguera junto a las brujas y los herejes; se les acusó de ser enviados del Diablo, portadores de demonios y de pestilencia, causantes de enfermedades... Un holocausto felino se abatió sobre la Humanidad, un paroxismo de destrucción sin precedentes y cuyas principales víctimas, precisamente, iban a ser, ante todo, los hombres. La inmensa victoria del Ratiperio le dio alas para aspirar al máximo trofeo y aquél se dibujó en lo que conocemos y así se ha transmitido hasta hoy.

Las Trece Apóstoles pensaron, a mediados del siglo XIV, que la fruta estaba suficientemente madura para ser recogida, así que, demostrando su desprecio hacia los de su misma especie, infectaron a miles de sus congéneres con una enfermedad hasta entonces desconocida por su gravedad y la facilidad de su contagio: la Peste Negra.

Hubo países en Europa y Oriente donde la peste se llevó la mitad de las vidas humanas. Entre las mismas ratas las muertes eran innumerables, pero para el Ratiperio los individuos eran despreciables, lo que importaba era el grupo, y la victoria estaba al alcance de la mano. Cincuenta años más y probablemente los escasos humanos que hubieran sobrevivido sólo lo habrían hecho para vivir como esclavos de las ratas, llenando sus inmensos silos de grano para que sus temblorosos bigotes los guiaran hasta sus ávidos vientres.

De Mininos en la Sombra.

Edad Media

Publicado el

jueves, 22 de marzo de 2012

Etiquetas

3 Comments
Terrax dijo...

Grandioso XD

Jano dijo...

¿Habéis sacado ya Roma y Mininos en la Sombra en las tiendas o estos son simples artículos para ir abriendo boca?

Jose Tellaetxe Isusi [Orroe] dijo...

Buenas tardes.

Maestro ;) Usted sí que sabe :P

Jano ;) ¿Simples artículos? O_O XDDD Vale, son «simples artículos para abrir boca», ya avisaremos cuándo estén en las tiendas ;)

Un abrazote

Jose