Ya llevamos unos meses con nuestro pequeño garaje abierto. Es un lugar tranquilo que poco a poco se va llenando con todo aquello que los amigos y conocidos se animan a traer bajo el brazo. Ahora una ayuda para este Cliffhanger, ahora otra para otro, después una nueva para el primero, y así hasta que el taller (nos gusta este término) se va completando lentamente.
Aprovechando que Google+ nos permitía abrir el sótano a la calle, pusimos primero una sencilla persiana sin llave, pero tal y como van las cosas en su interior (de bien, se entiende), hemos puesto puerta metálica pero sin cerrojo ni candado porque de momento hay confianza, mucha confianza. Es más limpia y silenciosa de abrir y cerrar, y nos deja espacio dentro incluso para aparcar el jeep (con la persiana no cabía), o montar cuando está abierta, una pequeña barbacoa los días de lluvia, sin necesidad de mojarnos ni de que el humo se meta y nos ensucie las herramientas.
El suministro de café está asegurado y como siempre, corre por cuenta de la casa, pero se admiten cervezas, y también whisky y aguardiente de Bolsón Cerrado. ¡Ah, y se puede fumar!
Nos leemos.
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