Aprovechando que hace unos días liberamos el primer motor de nuestros Cliffs, también conocido como «Madre 1.0», y siguiendo nuestra política de muros de cristal (muy recios, pero sumamente transparentes), se nos ha ocurrido exponeros algunos secretillos para que sepáis cómo confeccionamos un libro de nuestra colección económica.
Lo primero que has de hacerte es una composición de lugar sobre el terreno que vas a pisar y las herramientas de las que dispondrás. La mayoría de éstas vendrán dadas por tus propias ambiciones, capacidades y limitaciones, en conjugación con una serie de criterios objetivos, como el propio sistema de juego, basado en el motor de «Madre», el volumen medido en palabras. Pero vayamos por partes.
Todo nace de una idea, y no una idea cualquiera, sino una en la que creas y que creas que puedes calzar en un formato como un libro de las características de un Cliffhanger. Siempre hemos tenido claro que esta colección es ideal como laboratorio de experimentación de ideas heterodoxas que no tendrían tanta cabida en una propuesta lúdica más cara, por así decirlo, pero eso no es óbice ni cortapisa para que puedan plasmarse enfoques mucho más clásicos, tanto desde el punto de vista formal como del tono narrativo.
En esta fase es en la que la imaginación puede, y debe, volar libre. ¿Te gusta la Historia?, ¿las películas de Serie B?, ¿la ciencia ficción?, ¿el humor?, ¿las historias gamberras?, ¿la temática adulta? Cualquier cosa es susceptible de llenar un Cliffhanger, aunque uno de los objetivos que siempre nos hemos propuesto nosotros (no es un canon, sin más bien nuestra forma de entender esto de la creación) siempre ha sido intentar llevar la literatura lúdica un poco más allá de los cuatro puntos cardinales de la ciencia ficción, la fantasía o el terror, que parecen ser los únicos Santos Griales del Rol. Atrévete a ser creativo, ya sea en el tono del juego (Gañanes es un claro ejemplo), en su redacción y composición (Era de Acuario) o en la temática (Mininos en la Sombra).
Simplemente deja fluir la mente y empieza a recopilar el material del que quieres que esté hecha tu escultura, que ya habrá tiempo de refinarla con las conocidas 25.000 palabras, que se dice pronto, aunque no todo el mundo acaba viéndoles el fin. Cada cual tiene sus propios métodos de elaboración y aquí tampoco queremos imponer criterios, pero la experiencia nos empuja a recomendar que en esta fase la escritura sea libre, intuitiva y, sobre todo, ajena al contador de palabras del procesador de texto. Lo único que tiene que motivarte es oír el repiqueteo de las teclas sucederse con fluidez o, en su defecto, el arrastrar del bolígrafo o la pluma en el papel. Céntrate en la idea y, como hemos dicho antes, cree en ella, embadúrnate y, sobre todo, disfruta de tu propia creatividad en estado puro.
Continuará...
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