[...] no se lo podía creer, aquel pequeño bastardo le estaba haciendo el caldo gordo para ayudar a su jefa. Un fogonazo surgió en su cabeza, un joven que podía tener la edad de Misha estaba tendido en una cama, con una muchacha de su misma edad durmiendo a su lado. Por la ventana se veía la nieve caer y sobre la mesita de noche una vela iluminaba el pequeño cuarto.

—Mírele bien —la suave voz de Nikita parecía arrastrarle hasta el interior de aquella habitación, frente al muchacho de grandes ojos castaños y cara ovalada bajo un pelo rubio como el de Mijail—, no sabe, ni sabrá, que su padre ha muerto, siempre pensó que lo esperaría en Rusia, no le haga la putada de decírselo.

Nuestro jefe y Ludotecnia se trasladaban a Padre Larramendi, una calle del barrio bilbaíno de Rekalde, a finales de 1996. Han pasado por tanto casi 15 años de aquello.

Aprovechando la primavera, el esto y el aquello, las elecciones y todo lo demás, AK-47 decidió la semana pasada que había que comenzar el traslado al nuevo cuartel que se estrenará en breve en Gorliz, en un local muy cerquita de la playa y con una luminosidad que producirá envidia en cuanto sea vislumbrada por nuestra amada competencia.

Vuelvo a la mina, aunque debería decir que vuelvo a casa. La ventisca no ha cesado desde que alcanzan mis recuerdos, y ya casi me he olvidado del permanente manto de nieve arremolinada que insiste en ponerse delante de mis narices mire adonde mire. El mes pasado me encontré a ese soldado congelado. La mano sobresalía de su particular tumba de nieve. Sin embargo, lo que me llamó la atención no era la mano en sí, ya ennegrecida por las gélidas temperaturas siberianas, sino la posición antinatural de los dedos, torcidos de manera imposible, como si amenazasen constantemente con aferrar al incauto que se les acercara. A mí me da igual. Estos ojos míos han visto cosas peores. Recuerdo que hurgué en la nieve para tantear la profundidad. Con la culata del fusil, que llevo casi más abrigado que mi propio cuerpo para evitar que la escarcha haga estragos, aparté la nieve y me presenté al desgraciado.

—Oliver Grant —recuerdo que le dije—. Tranquilo, no te levantes. Sólo me llevaré esto y esto.

Mientras la trinchera sigue a lo suyo, con el menudeo del día a día, en los sótanos de la editorial se ha estado trabajando a marchas forzadas, y a tenor de la propuesta que fue presentada al jefe este jueves pasado, con pie firme.

Como ya comentamos en otro momento aquí mismo, la saga iniciada por Quidam a finales de 2004, suponía una espinita que tarde o temprano tendríamos que resolver. Barajamos la posibilidad de editar una segunda edición de nuestro juego indie, pero la compleja integración de los otros juegos que comparten sustrato narrativo, la hacía inviable a corto plazo. Pues bien, definitivamente va a haber un Quidam II con un planteamiento más acorde con la serie a la que pertenece, aunque tardaremos bastante en verlo en las estanterías.

Como ya es de sobra conocido, desde el pasado día 11, la bloguería dependiente de Google ha sufrido una caída por los acantilados de la que al parecer ya nos hemos repuesto todos los afectados. 

En cierto modo hemos tenido incluso suerte, porque nos ha sido imposible actualizar el blog, quedando así al amparo de las abundantes pérdidas que se han originado entre aquellos que elaboraron nuevos contenidos en mal momento, por decirlo en suave.

Como sabéis, esta tarde Lorca ha sufrido un terremoto. Acabo de hablar por teléfono con Pedro Gil y me ha pedido que os tranquilice y que os avise de que no va a haber actualizaciones del blog y la tienda de La Marca del Este hasta que puedan ponerse a ello. Por mi parte le he dicho que todos estamos con ellos.

Haced llegar este mensaje a cuantos lugares de Internet podáis, y crucemos los dedos para que este infierno pase pronto.

Nos leemos.

PD: Desde aquí, a todos los lorquinos, un enorme abrazo y el deseo de la mejor de las suertes.

Ya lo decía nuestro lema cuando arrancábamos con el blog: No nos busquéis donde caminan otros... Vale, admitimos que la frase podría servir de excusa para casi cualquier cosa, como por ejemplo que cuando os pasáis por vuestra tienda no encontráis por ninguna parte el 003 de Cliffhanger. En eso no queremos escurrir el bulto: aún no ha salido y difícilmente lo hará en este mes de mayo, aunque... No obstante, en nuestro afán de no escudarnos en una frase escrita en cursiva, que suena muy bien pero se presta a interpretaciones demasiado laxas, os queremos compensar con un pequeño plus.

A falta de uno, esperamos hacer llegar a las tiendas dos Cliffhangers, el que os debemos y el que toca en junio. Con suerte, entramos en imprenta la tercera semana del mes y salimos ahí, ahí rozando la primera de junio. ¡Así es! Podréis disfrutar de Roma y Mininos en la Sombra a la vez, en el mismo estante del mismo lineal. Ya sabemos que últimamente terminamos las entradas con una fórmula muy similar, pero es que es verdad. ¿Qué más se le puede pedir a un solo mes?

Paciencia, hermanos, que siempre trae su recompensa ;)

El pasado sábado 30 de abril, tuvimos la fortuna de juntarnos una muestra representativa de la editorial en Cabaillas del Campo (Guadalajara) con nuestro Amado Líder a la cabeza. Acudieron también Alberto Fernández, flamante y cada vez más cotizado autor de Dogfight, Omar El Kashef (a.k.a. Avatar), lustroso coordinador de Cliffhanger y el indefinible Pacop, bloguero compañero de Avatar,  así como fuente de hondas dudas en el marco de un frentismo que ni sabemos de dónde sale ni nos interesa. Arropados por Mavi, la señora de Avatar, y Mayka, la señora de Pacop, fuimos agasajados por un anfitrión de lujo y viejo amigo, ya no de la casa, sino personal: Alex, también conocido como el Enterrador.

Nuestro Amado Líder y Alberto llegaron al mediodía, sin apenas tiempo de hacer nada más que departir amistosamente con algunos de los presentes en este evento que no se atreve a llamarse "Jornada", pero al que le sobra la ilusión y el empeño que les ha puesto uno de sus principales promotores, el bueno de Paco, de la tienda local Hobbiton. Junto con su cuñado, David, de Radio Arrebato, nos reunimos más tarde alrededor de una suculenta parrillala de carne argentina que amenizamos con buenas viandas, ricos caldos e instructiva conversación sobre un poco de todo, y nada baladí.

En la vastedad de las Redes Sociales se esconde la paradoja misma. Son como un inmenso bosque en el que todos nosotros, como pequeños gnomos, podemos escoger un tronco tras cuya sombra cobijarnos sin temor a que el gran Ojo de Sauron nos descubra con su haz escrutador. Y, sin embargo, ese ojo escrutador a veces acierta, no se sabe muy bien si por casualidad o guía interesada, y arranca de cuajo el árbol tras el cual se ocultaba el incauto gnomo para decirle que el tronco escogido no cumple con las normas de uso del bosque.

Es lo que nos ha pasado y, aunque sabemos que ningún escrutinio halla la aguja en el pajar sin una mano amiga, admitimos que nos han dejado sin sombra y amigos en la gran Red Social. Por eso, y como sabemos que tenéis memoria y no nos olvidáis, nos hemos transformado conforme los cánones de la corrección para seguir dando la lata desde Facebook. Ya no somos tan accesibles o "personales" como antes, pero prometemos seguir dando la lata desde allí.

Ludotecnia es una editorial tan pequeña que incluso nos pegamos unos a otros los catarros. Catarro, catarro, lo que se dice catarro no ha sido exactamente lo que ha sufrido nuestro amado líder, aunque para el caso patatas, como diría aquél, porque la actividad ha sufrido un pequeño parón de unos días por culpa de que el estudio de Herr Doktor es el centro neurálgico del asunto, y si algo falla en el interior de Padre Larramendi, el desastre y la orfandad creativa se extienden como la peste por toda la piel de toro, afectando a los múltiples agentes que tenemos desplegados por ella, ya me entendéis.

El caso es que por fortuna todo parece haberse solucionado, y ayer tarde, casi noche, escuchábamos la orden que tanto esperábamos: ¡Aaaadelante, que hay que recuperar el terreno perdido!

¡Estamos en ello! (ponedle acento tejano si os mola).