Dos placas tectónicas chocan a gran profundidad originando que en la superficie marina, una muralla de agua comience a deslizarse a gran velocidad buscando arrasarlo todo antes de que su furia se apaciguara tras haber herido con sus dedos la tierra firme.
Mañana hará dos años de un suceso similar al narrado, que se produjo en la zona oriental de Japón y que ha quedado señalado con el nombre del área que destruyó: Fukushima, debido a que las fuerzas de la naturaleza se conjugaron con la estupidez humana, una vez más, dando lugar a uno de los accidentes nucleares más graves que jamás ha sufrido la raza humana en su historia reciente.
Las televisiones, la radio e Internet, se están haciendo eco del suceso ahora mismo, pero conforme vayan pasando los años, todos somos conscientes de que con Fukushima pasará como con Chernobyl o Harrisburg, o con Haití mismo, o con cualquiera otro de esos dramas que poco a poco se van desprendiendo de nuestra memoria porque van perdiendo actualidad.