De un tiempo a esta parte se vienen percibiendo a nuestro alrededor algunas actitudes en cierto modo chocantes, aunque no lo sean tanto, y puesto que puede haber quien se sienta tentado de volver a la cantinela de lo polémica que resulta Ludotecnia, para justificar los rifirrafes a los que nos están invitando, hoy, aprovechando que media editorial duerme y la otra mitad anda embarcada en poner en orden de revista los números 5 y 6 de Cliffhanger, me voy a permitir calmar preventivamente las aguas, porque lo que está ocurriendo está en la nómina.
El mercado rolero es pequeño y las editoriales que lo componemos nos conocemos lo suficiente como para lanzarnos dardos, más o menos envenenados, sin que la sangre tenga por qué llegar al río. A fin y a cuentas este tipo de cosas también ocurren en el mercado editorial que conocemos como serio, porque una cosa es tirar de sonrisa en un coctail o una presentación, y otra muy distinta ser simpático cuando te están pisando un pie o tratan de hacerlo. Así las cosas, comprendo perfectamente que en un mundo empapado de un buenismo que roza la moñería, sorprenda que haya quien no se corte ni media en defender su plaza a guantazos si es necesario.
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