Ésta de hoy siempre ha sido una noche de misterio y de muertos, de cuentos contados a la luz de la lumbre para meter miedo, la noche del mano a mano entre don Juan y el Comendador... Ni Hallowen ni porras, ésta es nuestra noche, disfrutémosla como lo hacíamos antaño:
El brigada Peciña se derrumbó sobre un montón de sacos cuando ya amanecía, hacia las ocho o las nueve de la mañana, con la moral carcomida por el agotamiento y la decepción, con la ropa blanca de sanitario manchada de sangre y el uniforme sudado hasta el hedor. A sus años, con cuatro misiones internacionales sobre las espaldas y orgulloso como estaba de ser legionario, el amargo gusto de la derrota le agarrotó la garganta y a punto estuvo de hacerle brotar las lágrimas.