Pedro me ha dicho esta mañana: «Y por favor Jose, no subastes más recuerdos tuyos.» También le ha pedido ayuda a Omar para que me convenza... 

Os cuento estas tonterías de media tarde no para decir que he cambiado de opinión, que no lo he hecho, pero sí para advertiros de que si el objetivo de las subastas anteriores era el que dije, el nuevo interés de las que empiezo a subastar hoy es coincidente con el primero, aunque tiene nuevos matices que ya desvelaré en su momento.

Así que olvidemos por un instante que quiero echar una mano a un amigo, y aceptemos que llevo entre manos un proyecto secreto que va a dejar de serlo cuando menos lo espere —35 personas implicadas, entre escritores e ilustradores, de momento, que hay que llegar a 50, no suponen precisamente una garantía de que el código de silencio establecido no se rompa en mil pedazos cuando menos lo esperemos—, y que necesita de un buen aprovisionamiento económico para que llegue a buen puerto.

Olvidaros también de quien estáis pensando como objetivo del homenaje de tanta peña, y vayamos a lo importante, que no es otra cosa que he dejado para las postrimerías de la boda el mejor vino (como ocurriera en Canaán), y que vamos a empezar a jugar a mayores, porque si Anuario Kaufmann y La Hora de la Guadaña, eran ilustraciones que tenían su historia, las correspondientes a la mejor campaña de Mutantes en la sombra, El Hogar de los Valientes, además de tenerla, como no podía ser de otra manera, son de las que realmente cuesta desprenderse.

Os cuento. Ludotecnia hacía aguas en 1994. Las distribuidoras sobre las que teníamos asentado el proyecto editorial desaparecían como setas en una mañana de domingo de otoño ante el afán recaudatorio de los recogedores de tan grato manjar.

Nos la jugábamos, y a pesar de ser una turba de egos sueltos (más o menos como ahora), tocaba arrimar el hombro (como ahora, también). J&F pasaba por una crisis creativa, Igor y yo no dábamos abasto intentando resolver los problemas económicos, todo parecía irse a la mierda, y perdonadme la expresión. Teníamos una doble cubierta para TNC, la portada original para Foxtrot en Babilonia cuando era un módulo, y muy poco tiempo... Ya os imagináis por dónde voy.

Sacrificamos la parte trasera de TNC y dimos salida al módulo tal y como lo conocemos, junto a Sueños Turcos, mientras J&F demostraba una vez más de qué pasta está hecho. A primeros de septiembre de 1994 teníamos la primera parte de El Hogar de los Valientes totalmente escrita, pero seguíamos careciendo de tiempo... Carlos (Monzón) hizo una acuarela para el título mientras maquetábamos, yo batía el récord de hacer casquillos sobre una ilustración ya terminada y dejaba Foxtrot para otro momento, pero teníamos libro, y molón...

Ha pasado mucho tiempo desde aquello, pero por desgracia, en el trayecto de vuelta de los Dias de Joc de 1997, el cristal y el marco de la ilustración reventaban, dañando la superficie de color del fondo. He intentado restaurarla en un par de ocasiones, que recuerde, pero desistí de concluir el trabajo porque acabé comprendiendo que las heridas también forman parte de la historia de las cosas... La guardaba por si algún día... El día ha llegado.

Tiene el mismo tamaño interior y exterior que las dos anteriores, pero es mejor en su manufactura, infinitamente mejor (la corredera retrocediendo me llevó lo suyo, y el alma del fuego de la llama lamiendo el cañón, ni os cuento), y está realizada al aerógrafo con apoyo de lápiz y pincel para las luces.

Sed generosos, porque empezamos con 100,00 Euros de puja. Pedro me pedía esta mañana que no venda mi alma al diablo, y la cosa es que en este caso, soy consciente de que la estoy vendiendo.

Os leo.