Ésta es la última entrada personal que escribo durante una temporada. Ya han llegado los refuerzos y a partir de mañana todo volverá a ser más o menos como antes, pero a modo de despedida momentánea, y al hilo de lo que mencionaba ayer sobre ese proyecto secreto que iba a dejar de serlo de un momento a otro por tanta peña como hay involucrada en él, quiero rematar la tarde de este viernes, anunciando que estamos preparando un libro bastante especial.
Para bien o para mal considero que ser editor consiste en ser imaginativo, en estar a las duras y las maduras por tu gente, en dar la cara por ellos, siempre, en aceptar que te restrieguen el consabido ¡ya te lo dije! cuando sabes perfectamente que de no haber apostado en firme por meter la pata, nadie te lo podría reclamar...
También tiene sus cosas buenas, para qué os voy a engañar. Tienes una idea tan sencilla como hacer un libro pequeño con los de casa para plantarte ante una coyuntura impensable hace ocho días, y ves con sorpresa que todos se juramentan para estar contigo sin pensárselo dos veces, y sin aceptar lo que les ofreces a cambio. Te creces porque piensas en la idea original y en el valor añadido que supondría para ella contar con aquellos a los que la frikería considera rivales o enemigos, y tus amigos responden de igual y desinteresada manera. Dejas de ser tú mismo. La idea te sobrepasa y empiezas a evitar recalar en tonterías y comienzas a hacerlo sobre el libro como producto. ¿Qué tal y si...? ¿Y si esto otro...?
No os aburro. Hay 27 escritores de esto que han creído que la historia que les propuse hace unos días merecía la pena y están ahora mismo escarbando en sus tesoros perdidos o escribiendo a la luz de las velas, 27 relatos de unas 5.000 o 6.000 palabras que serán ilustrados por otros tantos plumillas de esto (de momento sólo tengo a 11 sobornados), en aras de llevar a término la aventura que dejó de ser mía como allá este miércoles pasado.
Tenemos prologuista, y de bemoles, pero sobre todo tenemos, todos, una ilusión por esto de los Juegos de Rol que ha aguantado lo que le echen a lo largo de los años, y eso es precisamente lo que esta tarde de viernes quiero poner en valor: el esfuerzo mancomunado que se encerrará en un volumen que todavía carece de tamaño y de título, pero que sigue manteniendo intacto su objetivo...
Como os contaba antes, a partir del desborde de previsiones, lo razonable era dejar que el libro impusiera sus reglas y a partir de ahí buscar las alubias y las vituallas, y nada mejor para ello que evitar protagonismos. Ludotecnia edita y aparecerá en créditos con letra pequeña, pero esta vez no habrá baldón distintivo porque la aventura va de otra cosa, así que tendremos dentro de poco (esperamos que en Navidades), un ejercicio de colegueo como no se ha visto nunca, que llegará a las tiendas de toda España como los jinetes de Rohan llegaron a los campos de Pelennor, a las bravas.
Obviamente os seguiremos informando. Pero eso, sucederá a partir de mañana.
Os leo.
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