Monstruos.
Las páginas que estás a punto de leer te hablarán de monstruos, pero no te dejes engañar, no se trata de los tradicionales monstruos que aparecen en los clichés cinematográficos o literarios. Existen, sí, yo mismo podría definirme como uno de ellos, pero no es de esos monstruos sobre los que trata esta historia, sino de unos más familiares, en apariencia más mundanos, pero a la vez más profundos… ¿Quieres saber de cuales hablo? Bien, es fácil… tan sólo mírate en el espejo.
Bueno, quizás esté exagerando, no quiero decir que tú seas un monstruo, sino que cualquiera puede serlo. Tu hermano, tu vecino o tu mejor amigo puede ser uno de ellos. Dentro de todo ser hay un mal ancestral que observa el mundo a través de nuestros ojos. Es una fuerza que trata de salir a nuestro mundo, de gobernar nuestros actos y contaminarlos con un toque... digamos que diferente y ciertamente especial.