La vida colonial se organizó en un primer momento a partir de la vida que conocían los conquistadores en sus tierras de origen en España. El régimen señorial se implantó en cierto modo, pero como la afluencia de aristócratas fue limitada y normalmente vinculada al ejercicio de la administración, fue mucho más habitual que gente de sangre plebeya ocupara las partes más elevadas de la pirámide social y acaparara los puestos que en la Península solían corresponder a la aristocracia.

El centro de la vida social española en América era la ciudad. Normalmente eran urbes de diseño romano con calles en escuadra, anchas, a resguardo de los vientos dominantes pero ventiladas y limpias, al menos, recién construidas. Si las ciudades estaban en la costa, se buscaba un buen abrigo para los barcos y se construía un puerto para abastecer la ciudad directamente desde Castilla, o para comunicarla con otras localidades vecinas. Por otra parte, los indios, una vez pacificados, podían vivir en sus pueblos de manera tradicional.

Las poblaciones españolas podían ser villas y ciudades, o pueblos, en el primer caso estaban dirigidas por uno o dos alcaldes, y en el segundo por un corregidor, como explicaremos más adelante. Los alcaldes y corregidores estaban asistidos en sus funciones por cabildos o concejos de vecinos del lugar y contaban con alguaciles para poner orden en la población si había algún disturbio.

El otro gran poder de cada localidad era, por supuesto, el eclesiástico, que reproducía la misma estructura que tenía en España: parroquias, arciprestazgos y diócesis. Las diócesis llevaban aparejadas una catedral y estaban instaladas en las grandes ciudades: Santo Domingo fue el primer obispado creado en América y en seguida seguirían otros como La Habana, Santiago de Cuba, Panamá, México, Cuzco…, al mismo ritmo que progresaba la conquista. En cualquier caso, no habrá localidad española que no cuente, al menos con una iglesia y un cura, normalmente regular, a su cargo, compartiendo las condiciones de vida de sus conciudadanos, sean estas miserables u opulentas.

Evidentemente, el cumplimiento de las obligaciones religiosas es algo que se da por supuesto, incluso en aquellos que llevan vidas poco edificantes y, paradójicamente, se trata de una religiosidad sincera. Alonso de Ojeda, quizás el espadachín más temido y cubierto de sangre ajena de su tiempo, fue también llamado el Caballero de la Virgen por su profunda devoción mariana, y la religiosidad de los marineros e incluso de las mujeres de mala vida, estaba fuera de toda duda. Por otra parte, esto no era extraño, pues sólo los cristianos viejos de sangre limpia estaban autorizados a embarcar para las Indias, por más miserables que fueran, mientras que los conversos o sus descendientes, tanto de judíos como de musulmanes, eran sistemáticamente excluidos de cualquier viaje (salvo que mediara un sustancioso soborno en la Península).

Los primeros tiempos de la conquista fueron muy duros pues la escasez de productos elaborados y la falta de adaptación de los españoles a la dieta y al clima locales hicieron muy penosa la vida en la colonia. Faltaban el vino, el aceite y la harina, pues ni la vid ni el olivo ni el trigo se adaptaron nunca bien a las condiciones del trópico. Aparte, muchos objetos tanto de uso diario como suntuarios no llegaban en buenas condiciones ni en número suficiente para satisfacer la demanda. Además, el férreo control que la Casa de Contratación de Sevilla ejercía sobre el tráfico transatlántico limitaba aún más las posibilidades de abastecimiento, todo esto, por supuesto, redundó a favor de los contrabandistas, primero españoles y portugueses, y luego extranjeros que tanto menudearon a lo largo de la historia de la colonia.

De Tierrafirme.


PD: La ilustración corresponde a un fragmento de la obra Harbor, de Craig Mullins. Algún día haremos cosas parecidas.

La vida en la colonia

Publicado el

viernes, 22 de julio de 2011

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1 Comment
Omar El Kashef dijo...

Otra de las perlitas a las que estoy deseando echarle el ojo. ¿Y cuántas van ya? Qué malo es que se te acumulen las golosinas! XD XD