Huelo mal porque me dijeron que la única posibilidad de sobrevivir aquí pasaba por arrancarse de la piel el olor que desprenden los normales y los neonacidos que se lavan, y los que no lo hacen también. La vida consiste en matar el olor a humo, a sudor, a grasa, a cuero, a alcohol, a comida entre los dientes. Todos olemos a algo. Yo me hago llamar Lewis porque así decía que se llamaba Lewis, el hombre que me enseñó todo lo que hay que saber para sobrevivir aquí. Antes tenía otro nombre que he olvidado, pero todavía recuerdo las cosas importantes, como que hay que oler mal para acercarte a tus presas y que no te huelan por muy sigilosos que sean tus pasos. Lo mejor son los excrementos y las pieles, pero hay que ser muy cuidadoso con ésto. Hay que elegir bien. Oler a bisonte en tierras del urhu es peligroso porque te convierte en su presa, lo mismo que si hueles a bisonte cuando los bisontes huelen a pasto. Entonces eres un extraño en el rebaño y puedes pasarlo muy mal.

Lewis me decía que lo mejor era leer en el firmamento qué olor convenía llevar encima. Me enseñó a distinguir estrellas. El viejo nunca llegó a contarme cómo conocía tan bien los secretos de la noche y por qué le importaba tan poco dónde se colocaba la luna. Bueno, Lewis hablaba poco y tampoco es tan extraño, ¿no? Él era así, te contaba un secreto y se pasaba días y semanas, o meses, dándole vueltas como si no tuviera demasiada importancia y sólo fuera una pista que te llevaría a otras, como ocurre con las huellas que dejan los bisontes en la pradera o con las sendas abiertas por las neobestias en el bosque. Descubres una y tienes que encontrar la siguiente, y luego la otra, hasta que ves a tu presa o a tu enemigo. Lewis como digo, era así y por eso llevo su nombre. Señalábamos juntos con la punta del dedo las luces en el cielo. Al principio yo tardaba en encontrar la que buscaba, la que desenredaba la madeja, pero él sabía su nombre y dónde estaba ésa y cada estrella y a qué figura pertenecía y recitaba sus nombres, porque en el velo de oscuridad cada cosa está en su sitio y no se mueve de allí, y si lo hace es porque lo que se mueve es la noche, no como aquí abajo, que parece que todo está quieto aunque cuando lo visitas de nuevo notas que ha cambiado, a veces de manera imperceptible, como para engañarte. Él sabía también adónde iban todos los senderos de nuestro territorio de caza. Leía el suelo como el firmamento. 

Una vez bajamos a Korn Creek para cambiar pieles y vender la carne de nuestras presas, aunque ésa no era la única razón. Lewis me había dicho unas semanas antes que sentía la llamada que siente todo hombre cuando duerme demasiado tiempo a solas, y me preguntó si yo no la sentía... 

Que recuerde, aquella fue la única pregunta que me hizo durante el tiempo que compartimos juntos, como si yo no le importara. Pero en realidad a Lewis le importaba y no le hacía falta hacerlas porque sabía todas las respuestas, o casi todas. Por eso también me hago llamar Lewis, porque él fue quien me dijo que no soy animal de horda, que mi espíritu es el de un cazador y que por eso me encuentro mejor recelando del contacto con los normales y neonacidos. También me dijo que todo hombre tiene una tierra secreta a la que pertenece y que la mía se llama noche, y que su silencio me acompañará siempre, y que aunque todavía soy joven, no tardaré en comprender que es ella la que nos adopta y nos convierte en lo que jamás hemos soñado ser.

Me hago llamar Lewis, busco en la oscuridad la figura del auriga y huelo mal porque me enseñaron que era la única posibilidad de sobrevivir aquí.

Boceto para Era de Acuario.

El auriga

Publicado el

martes, 18 de diciembre de 2012

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5 Comments
Deka Black dijo...

Si existe una definicion de "inquietante", es esta.

Abe dijo...

Genial. Sencillamente genial. :-)

csm dijo...

Hay "entradas" en blogs, hay microhistorias, informaciones...y luego está la literatura. Sr. Tellaetxe, !Respeto!
Enhorabuena por el relato.

Jose Tellaetxe Isusi [AK-47] dijo...

Buenos días.

Guillermo ;) Era de Acuario es inquietante, muy inquietante, profundamente inquietante... Estoy seguro de que va a ser un juego que va a dar la campanada ;)

Abe ;) Cuando apostamos por Era de Acuario dejando que Juan liberara sus fantasmas, acertamos, a que sí? ;)

Concha ;) Si destacamos por algo es precisamente por nuestra lentitud, por vendernos mal, por no vendernos, por no dar fechas, y por compartir todo lo bueno y lo malo que hacemos XDDD. En nombre de todos, sólo puedo darte las gracias por llamar literatura a nuestros bocetos.

No sé si nos respetarán, pero nosotros sí nos respetamos ;)

Un abrazote.

Jose

Omar El Kashef dijo...

Yo de mayor quiero escribir como esta gente. GRANDE. No te lo reconocerán en vida, pero el rol puede ser mucho más que un sistema de juego, un tipo de fruta exótica o un cliché repetido hasta la náusea...