El día viene cargadito así que vamos a empezarlo con buen pie y bastante temprano, como se puede ver por la hora de publicación de esta entrada, y qué mejor que desterrando ese mito que afirma que Cliffhanqué es una maldita campaña de publicidad en la que lo de menos son los libros que publicamos, pues lo importante son la cantidad de horas que gastamos y gastáis hablando de nuestra bendita colección asequible...

Tiene su lógica. Algo hermética, pero la tiene, aunque se derrumba en cuanto soplamos sin fuerza sobre ella. Porque se supone que hacemos publicidad de no se conoce qué cuando todo el mundo sabe que la publicidad se hace precisamente para vender «algo», desde ideas, libros o motos, pasando por todo lo que se os ocurra.

Por tanto, careciendo de un motivo para hacer publicidad, ésta carece también de sentido, con lo cual, sencillamente sería una idea descabellada hacer campaña sin motivación, entre otras cosas porque consume mucho esfuerzo y tiempo, y dedicación. 

A ver, ¿qué demonios tratamos de vender sino juegos? Y si vendemos juegos, los libros sí que son importantes, ¿no? Pues eso, Cliffhanqué.