Auros fue un fogonazo de luz en medio de la oscuridad. Una idea relampagueante que atormenta tu psique hasta formar parte de ti en cada movimiento, en cada respiración y cada acción. A diferencia de Mundo Eterno, con Auros tuve la suerte de crear la idea para Cliffhanger. Obviamente tras Auros hay un mundo mayor, pero estuve dándole muchas vueltas al concepto de la colección, a cómo podía crear un juego de cero que a la vez fuera parte y totalidad.

Mi segundo proyecto para Cliffhanger  quedó sepultado bajo su propio peso, bajo las capas y capas de información y retoques que se tenían que moldear. Me vi incapaz de proyectar ese juego en cien páginas, por lo que gracias a oportunos consejos, preferí cambiar de estilo, ir a algo más luminoso. Dándole vueltas a varias ideas que siempre me han rondado acabé materializando Auros, una ciudad-estado sita en un mundo fantástico (Panakea) cuya peculiaridad es que no existen los humanos. La especie dominante en Panakea son los Éon… y no son otra cosa que animales antropomorfos.

Claro que, para que todas aquellas ideas llenas de color, olor y fuertes connotaciones darwinianas tuvieran sentido, debía dotarlas de una razón. Así creé los mitos de los Éon Primigenios, una suerte de ancestros de los diferentes Grupos de Éon; cada vez me entusiasmaba más la idea y parecía que todo estuviera enlazado ahí desde hacía tiempo, desde antes de que a mí se me ocurriera. Es una sensación intensa. Todo iba tomando forma, las murallas se construían alrededor de los Umbrales (los barrios de Auros), las intrigas palaciegas entre los diferentes grupos respondían perfecta y coherentemente a cualquier discusión… yo parecía simplemente descubrir el texto, no crearlo. 

Hubo un concepto al que tuve que dar más vueltas que a los demás: la diferenciación de clase que cualquier juego de fantasía, por muy raro o indie que sea, debe contener. Al final opté por la diferenciación clásica entre Mago-Guerrero-Cortesano, y a raíz de esa diferenciación, tracé las Habilidades, los Atributos y las especialidades de cada clase, hasta formar un todo para nada renqueante. Las reglas son sólidas, a pesar de que a algunos jugadores les pueda parecer excesivo el número de Habilidades; no son tantas si tenemos en cuenta la cantidad de tipos de personaje que puedes llevar. 

Porque la magia de Auros es que puedes tener en tu mesa de juego a un Éon León, combatiendo codo con codo con un Éon Hiena, un Éon Gacela y un Éon Puercoespín… Incrustad esta imagen en una ciudad enorme, con un montón de barrios y una cantidad insuperable de rencillas ancestrales entre ellos, asediada periódicamente por guerras y hambre y tendréis el juego en vuestras manos.

¡Un saludo y nos vemos en las tiendas!

Oliver Bueno.


Diario de diseño: Auros

Publicado el

jueves, 23 de febrero de 2012

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2 Comments
Omar El Kashef dijo...

Hoy en día las editoriales es que aceptan cualquier cosa... ¬¬

Delfos dijo...

Cualquier "animalada"... jat jat jat...