En la versión original de Era de Acuario no se incluyen detalles sobre las armas, mientras que sí los hay sobre otras originales y deliciosas formas de morir, como son el frío o el hambre.
Existe un motivo: el combate nunca se ha considerado una parte fundamental del entorno de EdA; al menos no tal y como tradicionalmente se desarrolla en la mayoría de Juegos de Rol. Otras acciones como la supervivencia, la resistencia a enfermedades, el conocimiento del terreno, las características de neonacido o las dotes, sí las hemos considerado más decisivas y por ello las hemos enfocado de una forma más exhaustiva, de manera que aunque hay combate, éste está más orientado a la lucha contra las neobestias, o a las peleas cuerpo a cuerpo, a puño descubierto, en definitiva, a asuntos anecdóticos dentro del trasfondo propuesto.
No, no viene una lista detallada de armas en EdA, porque el juego dispone de un tratamiento muy narrativo en el cual el Árbitro de Juego no debía encontrar problemas a la hora de incorporar su propio material a las aventuras, lo que no es impedimento para que asuma que a pesar del pequeño espacio disponible en un Cliffhanger, habría sido posible y deseable haber indicado en un párrafo que las armas no son tan importantes en Era de Acuario, en vez de haber pensado que se daba por supuesto.
En todo caso, aprovechando la oportunidad que me brinda la editorial, quiero matizar que Era de Acuario no transcurre en una época cercana ni lejana, sino en otra muy diferente que pasa por contemplar la influencia de La Noche del Dragón, acontecimiento que ha marcado para bien o para mal, un punto y aparte en la historia del planeta.
En este sentido, las armas de fuego convencionales no dejan de ser herramientas que corresponden a etapas bien definidas de nuestra historia como seres humanos, y que por tanto, dependen de las tecnologías que las alumbraron, lo mismo que un ordenador o un telégrafo. Así, podemos imaginar a uno de los protagonistas de EdA con un subfusil, pero sería difícil explicar de dónde ha sacado la munición. Incluso si fuese capaz de reutilizar una munición ya usada, se haría necesario contemplar la posibilidad de que el arma se encasquillara o estallara al ser utilizada...
Un arma de fuego es, en EdA, un simple pedazo de metal o el equivalente a un
artefacto mágico en los juegos de fantasía, algo excepcional que merece
una aventura en sí misma y que puede crear a su propietario más
problemas de los que le solucione porque, una de dos, o no la usa o si
la usa se expone a que todo el mundo en un par de condados a la redonda
quiera robársela. Por otra parte, la mayor parte de las armas de fuego
se perdieron, se estropearon o se quedaron sin munición a lo largo de
los años, sobre todo inmediatamente después de La Noche del Dragón,
cuando todo el mundo pensaba que la munición iba a durar eternamente.
En Era de Acuario la munición es algo precioso y no hay forma de reponerla. Algunos
artesanos, muy pocos, como le ocurría al viejo y borrachín Ingeniero,
sabían cómo fabricar nueva munición, cómo obtener o fabricar nuevos
fulminantes, hacer pólvora, fundir balas pero como decíamos antes, eso hacía al arma tan
peligrosa para los que estaban delante como detrás del cañón. Además,
Ingeniero se cuidaba muy mucho de divulgar sus peculiares habilidades,
por su propia seguridad. «No excites nunca la codicia de los poderosos»
solía decir.
Por tanto, las pocas armas de fuego
que quedan son las más corrientes de antes de La Noche del Dragón y ya
no van muy bien que digamos. Los delicados mecanismos se han oxidado o han perdido eficacia, ya no hay
repuestos y los conocimientos y herramientas necesarios para mantenerlas
en buen uso o para fabricar más piezas se están perdiendo, como ocurrió con la
munición o como pasa, asimismo, con los vehículos de motor.
Así que las armas en EdA suelen ser improvisadas. Rara vez se encontrará uno con algo como una espada o un hacha normalizadas porque suelen ser propiedad de gente que no quiere desprenderse de ellas y que sabe cómo retenerlas. Un botín aceptable en Era de Acuario es una buena hacha o una azada o una pala de buen acero; incluso una hoja de acero inoxidable bien afilado, duro y ligero para transformar en una espada corta puede ser una bonita recompensa.
De manera que la mayor parte de los combates pueden resolverse con palos, piedras, arcos fabricados con ramas, hondas improvisadas, botellas rotas y viejos cuchillos de cocina. Pocos tienen buenas armas o éstas se rompieron hace mucho, para eso no hace falta una tabla: la Habilidad de uso del arma suele ser obvia, el Umbral de Dificultad puede ser Normal y el daño fácilmente asignable entre 0 y 4. No hay que ser un genio para eso, basta con fijarse en el daño que hacen las neobestias.
Con los explosivos es distinto y por eso sí hemos incluido reglas detalladas para explosivos. Son más fáciles de fabricar, de hecho, primero se inventó la pólvora y luego las armas. Para hacer una bomba basta con mezclar unos componentes químicos en una olla, ponerle fuego o una mecha y esperar un poco. Es más fácil hacer una bomba que un fusil de asalto, está claro, y reconozco que me gustan más.
Dicho esto, confesaré que han sido muchas horas de playtesting y que a lo largo de ellas mis colegas y yo hemos visto artillería de muchos tamaños y colores, y sería hipócrita por mi parte negar que he creado mi propia tabla de armas. El problema es que no sé hasta qué punto os puede resultar útil o veraz y, la verdad, me da reparo exponerme a los quisquillosos, que hay muchos, y seguro que saben de armas, calibres, energías, velocidades iniciales y cosas de esas mucho más que yo. No obstante, aunque no hace falta una tabla detallada de armas para jugar a EdA, si alguien la necesita, seguro que puede improvisarla con igual o
mayor facilidad que yo, lo que no impide que haya hecho llegar a Jose mis dos hermosas tablas de trabajo, para que en cuanto estén maquetadas puedan ser
descargadas para ser utilizadas en vuestras partidas, pero siempre bajo
el prisma que he intentado explicar en estas líneas: no son
imprescindibles.
Pero a lo que estamos… si queréis pólvora ¡qué demonios! ¡tendréis pólvora!
Nos leemos.
Juan F. Cuadrado.
1 Comment
Huuuy. Me da que hay quien quiere convertirlo en una version de Gamma World
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