Los miembros del crimen organizado que pertenecen a La Mafia son en su mayoría italoamericanos, siendo pocos en relación al resto de población carcelaria. Sin embargo esto no limita su estatus respecto al resto de barrios. Su poder e influencia fuera de la cárcel y sobre todo su capacidad para manejarse en áreas ilegales a gran escala (drogas, armas o extorsión) hace que su bendición sea muy valorada en la mayoría de asuntos ilegales que muevan dinero dentro de las penitenciarías.

Otro asunto muy importante es el de la extorsión o chantaje, su red exterior sirve también de elemento coercitivo para el resto de barrios. Quién más y quién menos tiene alguien en el exterior esperándole, susceptible de ser presionado. Además, esta influencia puede llegar al ámbito judicial pues tarde o temprano, todo preso vuelve a sentarse ante un juez (revisión de la condicional, nuevos delitos, apelación, petición de clemencia, etcétera).

Este tipo de presión se gestiona a base de un complejo sistema de favores y sobornos donde se implican muy habitualmente los propios guardias de la prisión. Esto le otorga a La Familia el control de negocios y zonas enteras de la cárcel pese a su reducido tamaño. Les gusta cubrir todas las áreas de negocio posible: armas, drogas, apuestas ilegales, etcétera; tener presencia y aparentar control en todos los ámbitos (cocina, lavandería o enfermería), por lo que es frecuente que surjan problemas con otros colectivos de presos.

En este sentido, La Mafia se enfrenta frontalmente a los latinos por su concepto de respeto y de sangre. Se podría decir que se disputan el concepto de latino, tal vez por ello mismo, es posible aunque improbable, que se puedan producir determinados tipos de alianza entre ambos barrios

El Don
Indistintamente de su edad, complexión física o incluso retraso mental, el jefe será el miembro de La Mafia con mejor apellido y posición dentro de la organización exterior. Estos personajes dirigen La Familia en la prisión velando por la buena marcha de los negocios internos. Aunque suelen preferir la paciencia y la amenaza, suelen estar rodeados de matones leales y guardias sobornados, capaces de acompañar con hechos contundentes las advertencias. Valoran la lealtad y el honor más que ningún otro preso y muchas veces se les exige resultados para poder conservar su estatus.

El mensajero
No todos los miembros de La Familia son peces gordos. Los miembros de menos renombre hacen las veces de correos o cabezas de turco para las conspiraciones y planes del patriarca. Alguno de ellos puede encargarse también de los negocios menores o menos peligrosos, como las apuestas ilegales o los sobornos. 

El sacerdote
Los hombres de armas de La Mafia no muestran escrúpulos ni tienen reparos en la aplicación de la fuerza. La mayoría no sólo cumplen condenas por pertenencia al crimen organizado, es posible que carguen con varios asesinatos a sus espaldas, por lo que una paliza más en su historial no supone un problema para ellos. Estos personajes son la mano dura de La Familia y se encargan de las tareas que exigen mayor contacto físico: extorsión; cobro de deudas e impuestos (el diezmo); propinar palizas (la comunión); asesinar (la extrema unción); dirigir los ritos de iniciación en el clan (el bautismo), etcétera. La profunda tradición católica de La Familia, el respeto que profesa el barrio a estos matones y el hecho de que este tipo de trabajos sea conocido coloquialmente como repartir los sacramentos, hace que se les conozca como los sacerdotes.

De Babylon.

La familia

Publicado el

sábado, 2 de febrero de 2013

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3 Comments
Deka Black dijo...

Lo de los sacerdotes me ha dejado a cuadros...

alberto_orco dijo...

Este cliff va a gustar, palabrita del niño Crom.

;)

El Erudito dijo...

Habría que añadir los cada vez más a menudo miembros de mafias del este. La pequeña Odessa está rascando poder poco a poco.