En su propio territorio y dentro del nido, los xenomorfos son latentes y defensivos, amén de encargarse de las labores rutinarias impresas en su código. A falta de estímulos concretos, los ejemplares harán aquello para lo que han nacido. Un Cazador proveerá de alimentos al nido, un Zángano mantendrá los lindes del territorio y transmitirá la voluntad de la Reina, y un Inseminador buscará huéspedes para la perpetuación de la especie. Los individuos más agresivos rondarán el territorio para vigilarlo contra posibles intrusos.
Las amenazas son erradicadas sin miramientos, y la alerta correrá como la pólvora en cuanto un Zángano sea consciente de ella y la transmita a la Reina, quien, a su vez, alertará al resto de sus vinculados telepáticos. La prioridad de todo nido es la protección de la soberana. Éste es uno de los casos más evidentes en los que el colectivo antepondrá esta tarea a su propia integridad, olvidando por completo el afán de autoconservación.
Los xenomorfos son conscientes de que necesitan el Continuo para sobrevivir. Por ello, la Reina regula muy escrupulosamente su población mientras sus Exploradores tantean sin cesar los alrededores en busca de nuevas formas de alimento y territorios que dominar. Así, fuera del nido, la especie es furtiva y sigilosa cuando tantea, y escalofriantemente eficaz cuando decide tomar un nuevo territorio.
Existe una particularidad. El Conglomerado ha capturado a un buen número de xenomorfos, incluso experimenta con humanos inseminados para estudiar su modo reproductivo, y no es raro que muchos individuos nazcan en entornos completamente ajenos a un nido, aislados, sin apenas impronta de feromonas reales, como estaciones espaciales, cargueros o Arcas de experimentación. Estos individuos, muchas veces cautivos del Conglomerado, se consideran automáticamente merodeadores y suelen actuar según prioridades impresas. Primero intentarán liberarse de sus captores, si los tuvieran, y buscar un refugio en el que sentirse seguros. A continuación, tratarán de explorar en busca de fuentes de alimento para, a continuación, trabar relación con otros merodeadores, como seres gregarios que son. Si topan con miembros de un nido, todo dependerá de las prioridades de éstos. Puede que lo adopten o que lo aniquilen en el sitio, según las necesidades de la Reina. No es raro que toda una instalación deba ser evacuada porque dos bandos xenomorfos han generado un caos incontenible.
En estos entornos aislados, todo el afán será el de huir en busca de un colectivo mayor, y gracias a su enrome capacidad de observación y aprendizaje, estas criaturas enseguida averiguan que ciertos artefactos sirven para desplazarse por el enorme Continuo espacial. Ocultos muchas veces en cargueros o contenedores, estos descastados se dejan llevar por el universo en busca de, quién sabe, un nido acogedor o más merodeadores con los que formar una colonia huérfana.
De Xenomorfos, Omar El Kashef.
3 Comments
mmm, interesante estos mininos... digoooo estos senadores. ¡¡Mierda que son bichitos!! Bueno, interesante el tema este del Conglomerado
Como el camarote de los Hermanos Marx, igualito. Todo el mundo dentro y nadie sale XD
Pero qué ganas de tener esta "trilogía" entre mis manos. ><'
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