Lo primero es lo primero, conocer aspectos generales de nuestra penitenciaría: nombre, ubicación, nivel de seguridad y algo de su historia, todo sirve para centrar las posibilidades de creación. No hace falta hacer una tesis en este apartado pero merece la pena pararse a pensar sobre el tema, aunque sean cinco minutos. En este sentido, cualquier cosa, por nimia que sea, puede ayudarnos a detallar y dar personalidad al entorno.
A modo de ayuda, para completar esta información podríamos comenzar por hacernos preguntas sobre ella, y por supuesto, contestarlas.
—¿Cómo se llama o cómo es conocida por los presos?: Oz, Alcatraz, etcétera.
—¿Cómo se llama o cómo es conocida por los presos?: Oz, Alcatraz, etcétera.