Los canales de distribución han ejercido siempre de grandes monopolios, aunque su tamaño apenas dé para cubrir la cabeza de un alfiler. Siempre lo han tenido fácil, no es por nada. Por su dimensión y posición pueden prometer el mundo si hace falta, a cambio de unas migajas del esfuerzo de quien cae en sus manos, para terminar agarrándole de aquel sitio si se deja.
Con
el de prostituta, el de intermediario es el oficio más viejo del mundo,
y si estiro el concepto, llegaría sin demasiado esfuerzo a pensar que
es el más añejo de todos, porque no sé por qué, entre carne y carne
siempre intuyo a alguien que supo tasar la oportunidad y el qué en una pieza de venado. [Leer más]
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