Estoy de guardia, por si no se había notado. Total, que ando maquetando la publicidad de Mundo Eterno y mientras volvía de mi segundo café, venía recapacitando sobre cómo dos circunstancias en apariencia no relacionadas, pueden dar lugar a un hecho que aunque todavía anda entre brumas, acabaré desentrañando. Al hilo, también he pensado en esa especie que se está instalando entre nosotros —reinstalando, diría yo, porque es más vieja que la tana—, según la cual, el mundillo no da ni para pipas, aserto que está siendo alentado ahora mismo por uno de nuestros más inocuos conspiradores.
En fin, visto que a doña Esperanza Aguirre no le llega con lo suyo para aguantar hasta final de mes y que a un parlamentario de no sé dónde tampoco le alcanza con los 5.100 Euros que cobra, me ha dado por imaginar lo que piensa cada uno sobre la pobreza en la que milita. Como ilustrador y escritor (mi otra vida), me da para lo que me da aunque no sea de los que se queje, y sospecho que si se hiciera una encuesta, el 90% del personal que tiene la fortuna de disponer de trabajo, contestaría en idénticos términos a como haría yo.
¿A qué viene entonces esto de que del rol no se puede vivir, si quien más o quien menos se busca la vida como puede, incluso estando bajo nómina?¿A qué viene andar tasando el éxito afirmando que perdemos un euro en cada libro?
Sabemos de sobra que los pelotazos están al alcance de muy pocos y que aunque aspiremos a dar uno, la práctica totalidad de los que lo intentamos somos conscientes de que jugamos a la bonoloto o al euromillón, apostando lo que no tenemos en pasarlo bien mientras soñamos y hacemos soñar a otros. Viene bien vender el esfuerzo por aquello de que de algo hay que comer, no lo discuto, pero ir de plañidera por la vida suele ser contraproducente porque acaba suponiendo una trampa de la que es difícil salir, ya que como prospere uno a cuenta de éso, corre el riesgo de seguir llorando toda la puñetera existencia, y lo peor de todo, dando una imagen totalmente distorsionada de lo que hace.
Dicho lo cual animo desde aquí a que quien quiera intentarlo, lo intente. Sí, animo a que quien quiera forrarse con ésto dé el primer paso, y a quien sólo pretenda divertirse, a que también lo dé, porque aquí hay mucho espacio todavía y a lo peor nadie se ha hecho rico porque los proxenetas que airean aquello de ¿forrarse, pa'qué, chata?, son los mismos cuatro gatos de siempre que siguen maullando sus lamentos de siempre en la misma esquina de siempre a la misma luna de siempre, más o menos desde que el mundo es mundo o así.
Sed felices.
2 Comments
Tengo una planta en la terraza que me recuerda al rol español. No florece, está enferma, no echa brotes y cuando lo hace, se secan enseguida. Pero ahí está, la jodía, ocupando toda una jardinera para ella sola desde hace un par de años, y me da pena arrancarla sin que se muera antes.
El rol en España languidece por pequeñez. Por varias pequeñeces: mercado pequeño, porque preferimos ser frikis remotos que hablan un lenguaje extraño sólo para iniciados, que consumidores de ocio mainstream (ojo, con los videojuegos o los comics no somos tan raros, con el rol sí ¿por qué?) Pequeños de cabecita porque lo primero que valoramos de un juego es quién lo ha hecho y no cómo lo ha hecho, el identificador friend-or-foe de un rolero nunca duerme. Sólo hay una cosa en la que somos grandes: en sensibilidad y en oigaústénosabeconquiénestáhablando. Todavía recuerdo a cierto bloguero jurando por sus muertos que nunca publicaría con una editorial española... ¡pues si esperas publicar con Wizards, lo llevas claro, amiguito! (por cierto, creo que tampoco había escrito nada que valiera la pena publicar)
Está muy bien querer vivir del rol, o del lucero del alba, pero si los roleros somos los primeros que no ponemos las bases para crear una masa crítica de mercado que permita sostener una industria razonable, equiparable a cualquier otra industria del ocio, no tenemos derecho a quejarnos de que nuestros talentos (que los hay, vaya si los hay) no puedan dedicarse a producir a tiempo completo. Primero hay que crear una demanda, luego ajustar la oferta y, por último, optimizar la capacidad productiva de la industria de forma que permita vivir de ello a quienes más y mejor creen.
La industria del videojuego me parece un buen ejemplo: hay frikis jugones, y es estupendo, son el frente de choque, pero quien más y quien menos tenemos un par de juegos en nuestra casa, y eso es lo que mueve la máquina.
Mientras tanto, es cierto: lo mejor que nos puede pasar es que, de vez en cuando, un editor con pipa nos pague por publicar cien páginas, y nos permita darnos un homenaje.
Yo a esto lo único que puedo añadir es que hay que tener claro lo que uno quiere. Y luego, hacer las cosas bien.
¿Yo? Millonario no espero hacerme. Espero gustar, que no es poco y hacer que otros se diviertan con lo que hago. Y parezco un libnro de autoayuda con estas lineas, ahora que caigo.
Sed buenos, que mola más ;)
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