La imaginación nos permite viajar en el espacio y el tiempo sin necesidad de movernos de casa y compartirla, acceder a mundos totalmente desconocidos que fluyen de manera natural a través de las palabras y los gestos cuando un grupo de amigos se reúne para jugar alrededor de unos dados.
La Historia, manatial inagotable para poetas, artistas y aventureros, ejerce su poder magnético obligándonos a imaginar cosas que sucedieron, lugares que existieron, sonidos que sin duda se escucharon, pero para que su hechizo sea completo necesitamos al menos una guía que nos indique, aunque sea de manera somera, cómo eran las piedras que pisaron los pies de aquellos que la habitaron... El resto es cosa nuestra.
Jorge Coto «Tiberio» nos toma de la mano en Roma para enseñarnos cómo eran las entrañas de la ciudad más grande y populosa del mundo antiguo. Nos enseña lo oscuras que eran sus calles y lo luminosos que resultaban sus patios, y nos describe también cómo eran sus habitantes y de qué lugares vinieron. Pero además nos señala ecos huecos, desconchados en las paredes de piedra y quizás algún rastro de sangre... Es rolero viejo, historiador y sabe que nosotros haremos el trabajo que queda más allá de las descripciones, conoce perfectamente cómo incentivar el proceso con el que la imaginación toma las riendas para introducirse en las venas de la Historia y comenzar así a recrearla donde la exactitud pierde sentido y se prende la mecha de la aventura.
Roma ha dejado de formar parte de los documentales y las películas, de las series de televisión y de los libros y enciclopedias. Es tuya si la quieres y te atreves, y tuya significa «tuya» porque es allí donde tu PJ va a sobrevivir o acaso morir; donde hablará lenguas extrañas y sorteará peligros o quedará atrapado en ellos; donde amará o sentirá celos, donde será amado o traicionado; donde encontrará leales amigos y temibles enemigos; en definitiva, donde quedarán marcadas las huellas de sus sandalias para que tiempo más tarde, alguien necesitado de guía o de pistas, encuentre en ellas el alimento para que su imaginación se abra paso a través de las páginas de la Historia.
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