Volviendo al hipogeo prototípico, éste no disponía de marcas visibles que señalaran lugar alguno, y todos sus accesos permanecerían sellados y cubiertos por la tierra y arena del desierto. Además, los accesos, cañadas, vericuetos y sendas interiores del valle eran vigilados por la guardia nubia de los medyai, que también vigilaban con celo el pueblo donde se concentraban todos los obreros encargados de la construcción de las tumbas, conocido como Deir el-Medina (cerca del Valle de los Reyes). Es factible que los propios saqueadores de tumbas vivieran en este pueblo, o que tuvieran contactos con algunos de sus habitantes, que disponían, como te puedes imaginar, de información privilegiada.

La inmensa mayoría de los robos, en realidad, tenían lugar a las pocas horas del enterramiento, o días a lo sumo, con la connivencia de los guardias y constructores. Aunque, en el mundo de nuestro juego, al intercalar elementos fantásticos que redundan en la dificultad y la peligrosidad de la tarea, las tumbas serían mucho más inaccesibles y letales, lo que redundaría en una mayor seguridad, y por ende, en un número menor de saqueos, así como una más alta especialización de los ladrones... nuestros héroes.

Pero los ladrones no siempre tienen que ser villanos de baja estofa, si bien en ocasiones eran los propios faraones, los funcionarios de alto rango, el visir o el sumo sacerdote quienes ordenaban a sus sirvientes más preparados e inteligentes el robo de una tumba por razones diversas: conspiración política, venganza, encubrimientos, enriquecimiento, envidias larvadas, causas sobrenaturales, saberes arcanos o lo que se te ocurra. En realidad, casi ninguna tumba ha llegado hasta nosotros días intacta, incluida la más famosa de todas, la del propio Tutankamón, a pesar de que aún hoy muchos piensan que se encontró tal como fue sellada miles de años antes. Lo cierto es que ésta fue saqueada al poco de morir el joven monarca, al menos en dos ocasiones, aunque la mayor parte de sus riquezas quedó a salvo a pesar del desorden evidente que provocaron los ladrones en su azorada y presurosa búsqueda de riquezas. Más tarde, sería sellada por los sacerdotes y olvidada por una serie de afortunados acontecimientos que huelga narrar ahora —es otra historia que deberá contarse en otro momento—, para ser redescubierta por Carter el 4 de noviembre de 1922.

De Saqueadores de Tumbas.

El arte del robo

Publicado el

martes, 14 de agosto de 2012

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3 Comments
Deka Black dijo...

me está recordando cada vez más a un muy peculiar dungeon crawling, si soy sincero...

Jon Nieve dijo...

Pues para serte sincero, no creo que vayas muy desencaminado XD

F&H

Deka Black dijo...

hombre, ya me diras, saquear tumbas... Tiene el encanto de ser "ebn casa"