Estimados feligreses. Cliffhanqué no ha llegado al mercado para salvar el mundo, ni siquiera para salvar el rol. Su intención en la vida no consiste en redimir a nadie ni en amar a la afición más que otras editoriales; tampoco trata de hacer proselitismo ni de acercar a los «no aficionados» a un escenario que no ha sabido abrir sus puertas en un cuarto de siglo. No, Cliffhanqué no tiene vocación de faro ni de mesías.
Cliffhanqué «es una alternativa a lo que hay», perfectamente viable, que busca ganar dinero para que el equipo que lo desarrolla y lo hace posible pueda pagarse los cafés sin necesidad de que les fíen los camareros, y por supuesto, una excusa como otra cualquiera para divertirse mientras desde la confección de las 25.000 palabras que componen cada libro, tratan de divertiros a vosotros.
Por tanto, amados nuestros, el mito de la renovación del mundo de los Juegos de Rol no va con Cliffhanqué ni pasa por Cliffhanqué. Cliffhanqué no es luz ni tinieblas, ni verdad ni mentira, sólo es una colección de juegos asequibles que no tiene la culpa de que a su alrededor reine el caos.
Nos leemos.
Publicar un comentario