Lógicamente, conforme avanzamos en el desarmado de los mitos que rodean nuestra colección de libros asequibles nos encontramos con cosas cada vez más extrañas, que por ello no dejan de ser reales ni mucho menos, profundamente sonrojantes.
El mito de hoy atañe a la duración de Cliffhanqué, problema de hondo calado que ha tenido en vilo a buena parte de la afición (es retórica, no os alarméis) desde los inicios mismos de la colección. Resuelto el enigma de si íbamos a ser capaces de superar los dos primeros números, hubo quien se frotó las manos ante la desaparición en combate de los números 003, 004 y 005, pero como contra todo pronóstico arreábamos con el 006 y 007 en las Navidades pasadas y encima el 005 asomaba las orejas por esas mismas fechas, había que cambiar de plan, y qué mejor que poner fecha de caducidad a nuestra aventura tildándola de sacada de píííííí...
Puestos a sacar conclusiones en base a medir herramientas en parciales de a 0,8 cm. (anchura de cada Cliffhanqué), y conscientes de que una vez lanzados podíamos no contentarnos con alcanzar una medida digamos estándar, las malas lenguas apuntaron inmediatamente al cine porno como caudal de información para sus insidias, de manera que aquí surgio el mito que estamos tratando de desmontar hoy.
La base del número 030 como límite vital de Cliffhanqué, surge precisamente de dividir los 24 cm. del arma de Rocco Tano (Rocco Siffredi para los amigos) entre la anchura de cada uno de nuestros libros, pero él se ríe en la foto que decora esta entrada, y es que a ver, ya en harina y puesto que queda muy bilbaíno: quién dice que no estemos pretendiendo emular en estantería el tamaño del asta del mítico Long Dong Silver...
Nos leemos.
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